Esteco histórica
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Esteco nació bajo la influencia del capitán Francisco de Aguirre, quien había trasladado la ciudad del Barco fundando la ciudad de Santiago del Estero actual y ordenado la fundación de San Miguel del Tucumán, en base a la antigua Cañete.

Cuando en 1566 emprendió una expedición a los "Comechingones" para descubrir la Mar del Norte y poblar un pueblo, acaeció un motín que sublevó la mayor parte de los 120 hombres que lo acompañaban. Desaveniencias con el clérigo Julián Martínez dieron fundamentos para que éste promoviera una querella contra Aguirre ante el Tribunal de la Santa Inquisición, por lo que éste fue conducido engrillado con sus hijos hacia Charcas.

Una parte de los conjurados permanecieron en la zona con el plan de fundar una ciudad. Así se pobló Esteco. Estaba situada sobre las márgenes del Río Salado, a unas 45 o 50 leguas de Santiago del Estero.

La fatalidad signó desde un comienzo a la villa, porque mientras Aguirre marchaba camino a un proceso ante la Inquisición, su teniente de gobernador Gaspar de Medina lo vengaba ejecutando a los principales complotados en el motín.

Los primitivos pobladores de Esteco no advirtieron al principio la condición salitrosa del suelo ni la proximidad inquietante de los indios del Chaco, todo lo cual iba a presionar negativamente sobre la viabilidad del asentamiento.

Ya en 1589, las instrucciones dadas por la ciudad de Nuestra Señora de Talavera (o Esteco), manifestaban que los vecinos poblaron Esteco de su propio peculio, pasando por ello hambre. Los indios de la zona eran bárbaros, por lo que todo lo tuvieron que hacer los vecinos, llegando a cavar la tierra con sus propias manos para sembrar y vestirse con cueros de venados, pues sus vestimentas las tuvieron que vender en Santiago del Estero. La causa de tanta necesidad, también sería la gran sequía que asolaba la región, debido a la cual los naturales se habían marchado a los montes.

Cuando Francisco de Aguirre fue puesto en libertad, tras defenderse de las acusaciones en su contra ante la Inquisición en Lima, regresó al Tucumán confirmado en el cargo de gobernador. Una de sus primeras medidas fue ordenar el traslado de Talavera de Esteco alegando la necesidad de encontrar mejor sitio, sin ocultar su resentimiento pues aquella fundación había sido concretada por "tiranos" que carecían de poder para ello.

Hacia 1592, Juan Ramírez de Velasco fundaría la villa de la Nueva Madrid, o Madrid de las Juntas, por estar ubicada en la confluencia de los ríos Salado y Piedras, o también en la confluencia de los caminos que desde Talavera de Esteco y San Miguel de Tucumán llevaban a Salta.

Su suelo y ubicación eran mejores que los de Esteco, su asiento más limpio de montes y alimañas, y muy rico en estancias de ganados. En los ríos había pesca abundante. Alrededor de su éjido había muchos pueblos de indios pacíficos. En la zona se producía vino. Había frutas en abundancia, avestruces, palomas y patos del monte. La principal producción era el algodón. Importante también era la producción de miel.

Ya de la primera Esteco se hablaba de los innumerables pueblos de indios que estaban encomendados a sus vecinos, y de la miserable explotación en la que se encontraban. Lo mismo sucedió con Madrid de las Juntas.

En 1609 un informe del cabildo de esta última informaba que los vecinos quedaron en una extrema pobreza, a causa de que Francisco de Alfaro con sus ordenanzas impuso la incapacidad de los indios de pagar tasa, además de concederles una libertad que impidió que se continuase erigiendo la ciudad trasladada. Los vecinos declararon que no tenían con que pagar los jornales que impuso Alfaro, y que los indios huían a los montes o que su número se iba reduciendo por las enfermedades que los consumían. Igualmente, Alfaro impuso barreras comerciales que impidieron el comercio directo entre Buenos Aires y el Perú o Chile.

A lo largo de toda la existencia material de Esteco fueron frecuentes los alzamientos de las tribus seminómades asentadas en su área de influencia. A pesar de estar situada en los valles calchaquíes, también dominaba la entrada del Chaco, por lo que se convertiría en punto estratégico de defensa. De ahí que progresivamente se fuera en convirtiendo en plaza de armas y presidio, a lo largo del siglo XVII.

Como, a pesar de las Ordenanzas de Alfaro continuaran notorios abusos sobre los indios encomendados, se produjo desde 1630 hasta 1635 un violento y cruento alzamiento de tribus diaguitas y calchaquíes que conmovió el Tucumán. Luego sobrevino un período de veinte años de paz, donde apareció el aventurero Pedro Bohorquez en el Tucumán, haciéndose pasar por descendiente de los incas (a pesar de ser oriundo de Andalucía), siendo reconocido como cacique. El falso Inca sublevó a los diaguitas y calchaquíes contra las autoridades, hasta que fue derrotado y ejecutado (1656-1659).

A partir de entonces se produjo una ofensiva generalizada y progresiva de parte de las tribus del Chaco (guaycurúes y mocovíes). Esteco fue una de las ciudades que soportó las consecuencias más desastrosas, debido al abandono en que vivían sus habitantes, la falta de recursos para la guerra y la inoperancia de las autoridades que no le permitieron afrontar la defensa con la energía necesaria.

En 1666 un memorial afirmaba que la ciudad había sido despoblada por los ataques indígenas, manteniéndose en ella fortaleza con guarnición, e igualmente se había ubicado allí un presidio de los indios tomados en expediciones punitivas.

En 1686 un malón prácticamente la arrasó, dejando corto número de vecinos con vida y apenas una veintena de soldados y oficiales en el fuerte.

Cuando el terremoto del 13 de setiembre de 1692 se produjo, Esteco sólo poseía importancia militar y defensiva, y aun así a duras penas mantenía su existencia. El grave temblor causó muchos daños a las ciudades del Tucumán, aunque especialmente destruyó la plaza de Esteco, de cuyos edificios solo quedaron los cimientos.

Lic. José Oscar Frigerio


Basado en:

José Oscar Frigerio, "Esteco: fatalidad y mito en la conquista del Tucumán", Todo es Historia, N° 244, Bs. As., octubre de 1987.

José Torre Revello, "Esteco y Concepción del Bermejo, dos ciudades desaparecidas", Fac de Filosofía y Letras, N° LXXXV, Bs. As., 1943.

Roberto Levillier, "Papeles de Gobernadores en el siglo XVI", Documentos del Archivo de Indias, Biblioteca del Congreso Argentino, Madrid, 1920.

Fray Diego de Ocaña y Fray Arturo Alvarez, "Un viaje fascinante por la América Hispana del siglo XVI", Studium Ed., Madrid, 1969.

Ramón J. Cárcano, "Primeras luchas entre la Iglesia y el Estado en la gobernación del Tucuman, siglo XVI", Junta de Historia y Numismática, Bs. As., 1929.


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